babymilkingLos seres humanos somos los únicos en la naturaleza que ingerimos leche de otro animal y que, además, la seguimos tomando por muchos años posterior al periodo de lactancia.

La leche animal y sus derivados se encuentran actualmente entre los alimentos de mayor consumo del mundo.

Se habla inmensamente de sus propiedades nutritivas y lo imprescindibles que son para crecer sanos y fuertes así como también para evitar la artritis por su contenido en calcio. Pero, ¿es eso verdad o una vez más hemos sido engañados y más bien se trata de productos no precisamente saludables que causan muy diversas patologías?
Si nos detenemos un poco a reflexionar, concluimos que la leche que produce cada especie mamífera es única y específicamente para su especie en sí y no para la de otra especie; cada animal tiene su propia estructura biofísica.

Los nutrientes que la leche de vaca puede tener han sido creados de esa manera porque es lo que necesita su cría para desarrollarse.

Obviamente la composición de cada leche varía en función del animal, de la raza, del alimento que haya recibido, de su edad, del periodo de lactancia, de la época del año y del sistema de ordeño, entre otras variables.

Pero veámoslo de manera sencilla: Las vacas tienen 4 estómagos, nosotros solo tenemos 1.

La edad de madurez de una vaca se alcanza a los 2 años y no siguen tomando leche, ¿Por qué nosotros hemos de hacerlo? ¿es realmente saludable ingerir leche y productos lácteos?
El principal componente de la leche es el agua. Su presunto interés nutritivo radica en que además contiene grasas (ácidos grasos saturados y colesterol), proteínas (caseína, lactoalbúminas y lactoglobulinas), hidratos de carbono (lactosa, fundamentalmente), vitaminas (cantidades moderadas de A, D y del grupo B) y minerales (fósforo, calcio, zinc y magnesio).

El Calcio

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La mayoría de personas creemos que tomar leche es nutritivo, de hecho los nutricionistas occidentales la recomiendan para mantener la salud, sobre todo la de los huesos.
Millones de norteamericanos prácticamente la toman en lugar de agua. Sin embargo es precisamente en Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de leche, donde más incidencia de osteoporosis hay entre su población.
El Proyecto Cornell Oxford-China de Nutrición, Salud y Medio Ambiente demostró -entre otras cosas- que la leche animal desmineraliza a los adultos. Comprobó que las mujeres que no tomaban leche de vaca y su único alimento eran el arroz, los vegetales, la soja y sus derivados no padecían osteoporosis. Y que, sin embargo, si dejaban esa dieta e introducían la leche de vaca sus niveles de calcio bajaban y aumentaba la incidencia de esa patología.
El trabajo del doctor William Ellis, ex presidente de la Academia Americana de Osteopatía Aplicada, estableció que las personas que toman de 3 a 5 vasos de leche diarios presentan los niveles más bajos de calcio en sangre. Agregando que tomar mucha leche implica ingerir grandes cantidades de proteínas lácteas y éstas producen un exceso de acidez que el organismo intenta compensar mediante la liberación de minerales alcalinos.
Como información adicional: una de cada 10.000 mujeres muere de cáncer de mama en China mientras que sólo en el Reino Unido las cifras oficiales hablan de una de cada 12.
La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el número de hombres que padecen este cáncer en China es de 0,5 por cada 10.000 mientras que en el Reino Unido la cifra es 70 veces mayor. La clave está pues, sin duda, en el consumo de lácteos.

LA CASEÍNA DE LA LECHE

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La caseína es uno de los principales componentes de la leche.
Los valores de caseína encontrados en la leche son aproximadamente el doble que la leche materna. Pues bien, se sabe que el niño lactante asimila completamente las caseínas de la leche materna… pero no las de la leche de vaca. Tales proteínas sólo se digieren parcialmente por el efecto neutralizador de la leche sobre la acidez gástrica, indispensable para su ruptura.
¿Y qué efectos provoca esa sustancia viscosa que es la caseína animal en nuestro organismo? Pues hay que decir que en algunas personas se adhiere a los folículos linfáticos del intestino impidiendo la absorción de otros nutrientes (de hecho la caseína se utiliza como pegamento para papel, madera, etc.).

LAS GRASAS DE LA LECHE

La leche humana contiene 45 gramos de lípidos por litro de los que el 55% son ácidos grasos poliinsaturados y un 45% saturados.
Y tiene, sobre todo, un elevado contenido en ácido linoleico, precursor de prostaglandinas y leucotrienos antiinflamatorios.
En cambio la leche de vaca -la más consumida- contiene un 70% de ácidos grasos saturados y un 30% de poliinsaturados.
Una estructura que favorece la formación de prostaglandinas y leucotrienos inflamatorios.
La pasteurización y la homogeneización provocan que las grasas saturadas atraviesen las paredes intestinales en forma de pequeñas partículas no digeridas lo que inexorablemente aumenta los niveles de colesterol y grasas saturadas en sangre.
Además el contenido en colesterol de la leche es superior al de otros alimentos famosos por ser ricos en ese elemento.
De hecho algunos países ya han retirado la leche de la lista de alimentos fundamentales para la dieta porque se ha observado que los niños que acostumbran a tomar varios vasos de leche al día tienen sus arterias en peores condiciones que los que no la toman. Una información que, curiosamente, no parece haber llegado a Estados Unidos pues según su Departamento de Agricultura casi el 40% de la comida diaria que ingieren los norteamericanos consiste en leche y/o productos lácteos. Lo cual significa que un estadounidense medio toma diariamente sólo con los productos lácteos 161 miligramos de colesterol. Y eso es tanto como ingerir ¡53 lonchas de tocino al día! Y luego se extrañan de que la cuarta parte de la población norteamericana sea obesa o padezca sobrepeso.

ENFERMEDADES RELACIONADAS CON EL CONSUMO DE LECHE

Ante todo lo expuesto son cada vez más las voces que alertan de la posible relación -más o menos directa- entre el consumo de leche y las dolencias que se relacionan a continuación:

  • Anemia Ferropénica.
  • Artritis Reumatoidea y Osteoartritis.
  • Asma.
  • Autismo.
  • Cáncer de Estómago.
  • Cáncer de la Mama.
  • Cáncer de Ovarios.
  • Cáncer de Próstata.
  • Cáncer de Pulmón.
  • Cáncer de Testículos.
  • Colitis Ulcerosa.
  • Diabetes Mellitus Tipo I.
  • Enfermedades Coronarias.
  • Estreñimiento.
  • Fatiga Crónica.
  • Incontinencia Urinaria.
  • Intolerancia a la Lactosa.
  • Linfoma.
  • Oídos,Garganta y Sinusitis.
  • Reacciones Alérgicas.
  • Sangrado Gastrointestinal.
  • Síndrome de mala Absorción.
  • Transtornos del Sueño.
  • Úlceras Pépticas.